EL CAMINO DE SANTIAGO

Este texto fue creado en papel, de manera muy artesanal, en el año 1999, para quienes iban a viajar conmigo a Galicia, haciendo parte del Camino. Hoy - con otros medios y más tiempo - llegamos desde 43 a más de 600 páginas y disfruté mucho escribiendo sobre el recorrido y los panoramas y edificios encontrados, la historia, etc. Mi deseo es que quien lea estas páginas - sobre todo si tiene en sus venas sangre gallega - pueda disfrutar también.

jueves, 20 de enero de 2011


Adico este traballo á miña nai, galega, e á meus fillos, uruguaios.
Montevideo, abril de 1999- decembro, 2010.

Notas: a) En el Anexo de este trabajo, va el Glosario con los detalles sobre los estilos arquitectónicos y artísticos en general.
b) Van subrayadas las citas bíblicas y las palabras que luego se explican en el Glosario.


¿Quién es el personaje?

Santiago, llamado El Mayor, discípulo de Jesús, a quien se refiere el Libro de los Hechos de los Apóstoles, en el capítulo 12, versículos 1-4: “Por ese tempo o rei Herodes botou man dalgúns membros da Igrexa, para os maltratar. Mandou matar con espada a Santiago, irmán de Xoan, e, vendo que iso lles agradaba os xudeus, mandou prender tamén á Pedro”.
También se nombra este personaje en Mateo, capítulo 4, versículo 28: “Camiñando pola ribeira do mar de Galilea, viu a dous irmáns: Simón, tamén chamado Pedro e Andrés; os dous, que eran pescadores, estaban largando o aparexo no mar. Díxoles: - Vinde comigo, e fareivos pescadores de homes. Eles deixaron de contado o aparello, e seguíronno. Máis adiante, atopou outros dous irmáns: Santiago e máis Xoan, fillos de Zebedeo, que estaban co seu pai na barca, arranxando o aparello. Tamén os chamou, e eles coa mesma, deixaron a barca e más ó seu pai, e seguíronno”.

En la Iglesia primitiva, hubo tres Santiagos: uno fue Santiago el Mayor, a quien nos referimos en las citas bíblicas anteriores, nuestro Santiago, muerto alrededor del año 44. El segundo fue Santiago el Menor, que con mucha seguridad se puede identificar con el hijo de Alfeo, apóstol también (Mateo 10,3) Y finalmente, hubo un tercer Santiago, primo del Señor Jesús (Mateo 13,5), figura relevante que cumplió un papel de mucha importancia en los primeros años del Cristianismo hasta su martirio, en el año 62.


Vida de Santiago el Mayor

Según la tradición, Santiago llegó a España en el año 36, y allí fundó la Iglesia Cristiana. Partió del puerto de Jope (hoy Jaffa) y desembarcó en Cartagena. De allí, pasó a Granada, donde fue perseguido por los judíos y se le condenó a muerte con sus discípulos que eran Ctesifonte, Cecilio, Eufrasio, Segundo, Indalecio, Torcuato y Esiquio.
Se salvó y recorrió Andalucía, Toledo, Portugal y Galicia, donde entró por el puerto de Iria Flavia (hoy Padrón). Allí, nombró obispo a Capitón; en Orense, a Arcadio y en Braga, a Pedro. Dejando en Galicia a Atanasio y Teodoro, pasó a Astorga, donde nombró como obispo a Efrén y llegó a Guipuzcoa. En Astigarraga, se conserva una ermita. Atravesó Navarra y entró en Zaragoza, donde se le apareció la Virgen del Pilar, y le mandó edificar una capilla. De allí, partió a Jerusalén, con los discípulos que luego llevarían su cuerpo a España.

Muerte de Santiago
Como dijimos antes, fue mandado matar por el rey Herodes. Se trata de Herodes Agripa I, nieto de Herodes el Grande, quien había intentado asesinar a Jesús en su cuna (persecución de los niños inocentes) Su tío, Herodes Antipas, asesinó a Juan Bautista, y se burló de Jesús en su Pasión. Herodes Agripa era hijo de Aristóbulo, a quien su padre, Herodes el Grande, dio muerte en el año 7 AC, y de Berenice, hija de Salomé. Fue educado en Roma, junto a Druso, hijo de Tiberio (emperador que gobernaba en el momento de la muerte de Jesús)
Tiberio echó a Herodes Agripa de Roma, porque sospechaba que tenía culpa en la muerte de Druso. Luego, se reconcilió con Tiberio, pero fue a dar a la cárcel, porque vaticinó el imperio a Cayo (Calígula) Este, loco y desenfrenado, sacó de la cárcel a su amigo, concediéndole título de rey, y le adjudicó los territorios de la Tetraquía de Filipo (la Gaulonítida, la Traconítida, Batanea, Panias, Auronítida e Iturea, a oriente del Jordán, desde sus fuentes hasta el norte, hasta Jaramuk)
Gobernaba la Trasjordania desde el año 37, con el título de rey, y – gracias a sus buenas relaciones con los emperadores romanos Calígula y Claudio, le fueron encomendados también los territorios de Galilea y Perea en el año 39 y los de Judea, Samaria e Idumea en el año 41.
De esta manera, su reino llegó a ser casi tan extenso como el de Herodes el Grande. No se confunda con Herodes Antipas, que era gobernador de Galilea en tiempos de Juan Bautista y de Jesús.
Al llegar Herodes Agripa a Jerusalén, el grupo de los fariseos denuncia a la secta disidente y aborrecida de los seguidores de Jesús. Los Hechos de los Apóstoles cuentan con sorprendente laconismo la muerte de Santiago. Ignoramos por qué fue la primera víctima de Agripa; tampoco si hubo proceso y condena.
Eusebio de Cesarea cuenta una anécdota relatada por Clemente Alejandrino:
El oficial que introdujo a Santiago al tribunal, viendo cómo daba testimonio de su fe, se confesó también él, como cristiano. Dice Clemente que ambos sufrieron el suplicio. Por el camino, el oficial pidió a Santiago que lo perdonara y este – tras breve reflexión – le dijo: - La paz esté contigo – y lo besó. De este modo, ambos fueron decapitados.
Por las fechas ya señaladas, y teniendo en cuenta que este rey murió en el año 44, hay que situar la persecución en la que muere Santiago, entre los años 41 y 44.
Su hermano, Juan el Evangelista, el más joven de los Apóstoles, murió a edad avanzada, de muerte natural, en Éfeso, Asia Menor, y no mártir, como afirman algunos historiadores.
En cuanto a Herodes Agripa, murió casi enseguida de muerte natural; había reinado por 7 años. Tenía entonces 54 de edad.
Santiago es el primer Apóstol mártir. Este término significa “testigo”. Los mártires sufrieron por dar testimonio de lo que vieron u oyeron, aunque este testimonio no era grato a los hombres contra quienes lo daban.

Hechos de los Apóstoles: 1,7-8: “El respondeulles: Non vos acae a vós coñece-lo tempo ou a oportunidade que o Pai fixou co seu propio poder. Pero recibiréde-la forza do Espírito Santo, que virá sobre vós e seréde-las miñas testemuñas en Xerusalén, en toda a Xudea e Samaria e ata os confíns da terra”.
Pero los testigos de Jesús pudieron pronto darse cuenta de que esta misión que su Maestro les diera, llevaba consigo una trágica grandeza. No habría de bastar el testimonio de su boca: habría que añadir el de la sangre. El primer testigo de la sangre fue el diácono – colaborador elegido por los Apóstoles – Esteban.
No era común en Roma la persecución a religiones diferentes; se elevaban allí templos a todos los dioses. Pero Jesús sabía lo que iba a ocurrir con sus discípulos.

Mateo 5, 10-12: “Ditosos os perseguidos por causa da xustiza, porque deles é o Reino dos Ceos.
Ditosos vós cando vos aldraxen, persigan e calumnien de calquera xeito pola miña causa: alegrádevos e reloucade, porque grande será a vosa recompensa nos Ceos; do mesmo xeito perseguiron ós profetas anteriores a vós.
El Cristianismo aparecía en el Imperio Romano con una clara y exorbitante misión divina: la de reunir a todos los hombres en una misma fe y destruir el paganismo, la religión del Estado, o sea, el fundamento mismo de la grandeza de Roma (los romanos creían que su prosperidad y sus victorias se debían a su fidelidad a los dioses)
Esta doctrina nueva acaba con el politeísmo (creencia en muchos dioses); además, separa religión de política (aunque luego la Iglesia se haya metido en política más de una vez a lo largo de su historia), trazando con las palabras del Maestro, la línea fronteriza de Dios y del César. No solo venía al mundo la religión personal, la de los adoradores de Dios en espíritu y en verdad, sino que se hacía posible la libertad de conciencia y la tolerancia religiosa. Se dirige a la Humanidad entera, pues el reino de Dios está fuera de la tierra. Esto intenta ser una explicación muy superficial de la necesidad histórica que tuvieron tanto los romanos como los judíos, de perseguir, torturar y matar a tantos cristianos, sin olvidar que en los tiempos que corren actualmente, también hemos sido y somos testigos de cristianos mártires por predicar una verdadera religión de amor y estructuras sociales justas, lo que genera enemigos para los mandones de turno. Sin olvidar, como dijimos antes, que la Iglesia no ha sido siempre fiel al mensaje, uniéndose a ricos y poderosos, así como también encabezando movimientos vergonzosos de intolerancia y persecución, guerras fratricidas por diferencias religiosas, bendición de armas, aparente desconocimiento o indiferencia frente a matanzas bárbaras, como el Holocausto de Hitler en el siglo que acaba de terminar, etc.

NOTA: Como esta es una nueva edición de mi “libro”, hay correcciones y actualizaciones (algunas no se mencionan expresamente) Aquí, quisiera agregar:
1.- Los hechos que han salido a luz sobre abusos de menores ¡claman al Cielo!
2.- Ni hablar de los lujos jerárquicos, los ropajes y toda la “parefernalia” romana.
3.- Para echar abajo muchos de los “mitos” que se fueron agregando, he resumido el libro de Laeners “Otro Cristianismo es posible
Muchos de estos aspectos fueron componendas para el momento histórico (moral romana y en algunos lugares – como en Galicia – adecuación a muchos mitos celtas que aún permanecen), y tratar de proteger a los nuevos creyentes de las persecuciones (aunque esto es parte de la explicación y no justifica actitudes posteriores)

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