EL CAMINO DE SANTIAGO

Este texto fue creado en papel, de manera muy artesanal, en el año 1999, para quienes iban a viajar conmigo a Galicia, haciendo parte del Camino. Hoy - con otros medios y más tiempo - llegamos desde 43 a más de 600 páginas y disfruté mucho escribiendo sobre el recorrido y los panoramas y edificios encontrados, la historia, etc. Mi deseo es que quien lea estas páginas - sobre todo si tiene en sus venas sangre gallega - pueda disfrutar también.

miércoles, 23 de febrero de 2011

CUARTA ENTREGA




Calixto II, de nombre de bautismo Guido de Borgoña (Borgoña, ha. 1050 – † Roma, 13 de diciembre de 1124), fue el Papa número 162 de la Iglesia católica de 1119 a 1124.
Hijo del conde Guillermo I de Borgoña, en 1088 fue nombrado arzobispo de Vienne (Isère) convirtiéndose en un gran defensor de la reforma de la Iglesia, comenzada por Gregorio VII.
En 1119, a la muerte del papa Gelasio II, fue elegido como nuevo papa en Cluny ya que en Roma se encontraba el antipapa Gregorio VIII. Inmediatamente intentó un acercamiento al emperador Enrique V para lo cual le envió una embajada que concertó un encuentro en la ciudad de Reims con el objeto de solucionar el problema de las investiduras (que se producía por la facultad que tenía el emperador para realizar los nombramientos eclesiásticos y los consiguientes roces que esto producía ante el Papa).


                       El antipapa Gregorio VIII se somete a Calixto II. 

El hecho de que Enrique se presentara al encuentro al frente de su ejército hizo que el papa convocara, el 30 de octubre de 1119, un concilio en Reims donde excomulgó al emperador y a su antipapa Gregorio.
Con el apoyo normando logra, en 1120, regresar a Roma obligando al antipapa Gregorio a huir a Sutri donde tras ser hecho prisionero es recluido, hasta su muerte en 1121, en el monasterio de Cava.
Instalado definitivamente en Roma dedica nuevamente sus energías a la solución de la querella de las investiduras que desde hacía cincuenta años enfrentaba al Papado con el Imperio.

Para ello propone a Enrique V la celebración en Worms de una dieta en la que participaran obispos y príncipes y que, el 23 de septiembre de 1122, concluye con la firma del Concordato de Worms por el que el emperador renunciaba al derecho de investidura que pasaba a ser reconocido como exclusivo de la Iglesia, y el Papa reconocía al emperador su derecho a asistir a dichas investiduras u a otorgar a los investidos el cetro que reconocía su cargo.
El 18 de marzo de 1123 convocó el Primer Concilio de Letrán, considerado por la Iglesia Católica como el primero de los ecuménicos celebrados en Occidente, y en el que se confirmaron y sancionaron los acuerdos logrados en el Concordato de Worms además de decretarse veintidós cánones contra la simonía, el nicolaísmo, y la intromisión de los laicos en asuntos eclesiásticos; promoviéndose además la Segunda Cruzada.
Tío del futuro emperador leonés Alfonso VII, Calixto II concedió a Santiago de Compostela el 27 de febrero de 1120 la dignidad de Metropolitana de Mérida, por medio de la bula Omnipotentis dispositione. También fue el papa que instauró el Año Santo Jacobeo, que habría de celebrarse cada año en el que el 25 de julio, día de Santiago, coincidiese en domingo. Todos aquellos peregrinos que visitaran la tumba del Apóstol en el transcurso de un Año Jacobeo ganarían el Jubileo (Indulgencia plenaria).
Esta institución impulsó en gran manera las peregrinaciones a Santiago durante toda la Edad Media. Ese mismo día se publicó la mencionada Bula, por la que a partir de entonces todos los obispos de Compostela ostentan la dignidad de arzobispos.


Alejandro III (Rolando Bandinelli) (Siena, ? - Civita Castellana, 1181). Elegido Papa en 1159, escoge el nombre de Alejandro III. En las Profecías de San Malaquías se lo nombra como "Ex ansere custode". Tras concluir sus estudios de Derecho Canónico en la Universidad de Bolonia, se dedicó a la enseñanza de esta materia primero en Bolonia y después en Pisa. Escribió la "Stroma" o "Summa Magistri Rolandi", uno de los primeros comentarios sobre el Decreto de Graciano.
En octubre de 1150, el Papa Eugenio III le nombra cardenal-diácono de San Cosme y Damián; después es nombrado cardenal-legado de San Marcos. Probablemente es en este período cuando escribe sus "Sentencias", basadas en la "Introductio ad theologiam" de Pedro Abelardo. En 1153 es nombrado canciller de la Iglesia, erigiéndose como dirigente de los cardenales que se oponían al Emperador Federico Barbarroja, elegido en 1152, y que pretendía extender su imperio por toda Italia. Así comenzaba la pugna por el dominium mundi.

El 7 de septiembre de 1159, Rolando fue elegido sucesor del Papa Adriano IV, y fue aceptado sin reservas por los reyes de Francia, Inglaterra, España, Sicilia y Portugal, sin embargo, una minoría de cardenales pro-germánicos eligieron al cardenal Ottaviano de Monticelli que fue conocido como el antipapa Víctor IV. Éste último, (como sus sucesores Pascual III (1164-1168) y Calixto III (1168-1178) obtuvo el apoyo del Emperador Barbarroja y de los estados controlados por éste.
En 1160 Víctor IV fue reconocido como Papa en el sínodo de Pavía. Alejandro III se vio obligado a exiliarse y huyó a Francia, permaneciendo en Sens hasta el 23 de noviembre de 1165 fecha en la que regresó a Roma pero, de inmediato, tuvo que volver a huir presionado por el Emperador que, llegado a Roma en 1166, se hizo coronar por el antipapa Pascual III.
A partir de 1167 Alejandro III se refugió, sucesivamente, en Gaeta, Benevento, Anagni y Venecia.
Volvió a Italia apoyado por la Liga Veronesa y, aprovechando las dificultades a las que tenía que hacer frente el emperador, organizó la Liga Lombarda que acrecentó su poder al unirse a la Liga Veronesa y combatir al Emperador que se hallaba enzarzado en una serie de campañas por el norte de Italia. En la batalla de Legnano, en 1176, Barbarroja fue derrotado y obligado a firmar la paz de Venecia, en 1177.
El Emperador tuvo que reconocer a Alejandro III como Papa legítimo y devolver a la Santa Sede los territorios ocupados; en consecuencia, el Papa levantó la excomunión que pesaba sobre él desde 1160. El 12 de marzo de 1178, Alejandro III regresó de nuevo a Roma.
En marzo de 1179, Alejandro III convoca el Concilio de Letrán III, concilio que fue reconocido por la Iglesia como el undécimo Concilio Ecuménico. Alejandro consiguió que fueran aceptadas algunas de sus proposiciones entre las que, para evitar los posibles cismas, se estableció que la elección del Papa fuera votada por la mayoría de los dos tercios de los cardenales.
Este sínodo inicia el apogeo del poder de Alejandro III que, además de obligar a Barbarroja a reconocerle como Papa, humilló a Enrique II de Inglaterra al tomar partido, en su enfrentamiento, por Tomás Becket, Arzobispo de Canterbury; confirmó el derecho de Alfonso I de Portugal a la corona y, en su exilio, gozó de la protección y el favor de Luis VII de Francia. No obstante, poco tiempo después de clausurarse el sínodo, la nobleza romana obligó a Alejandro III a dejar la ciudad a la que no volvería jamás.
El 29 de septiembre de 1179 algunos nobles intentaron subir al solio al antipapa Inocencio III como sucesor de Alejandro III, con lo cual la bicefalia de la Iglesia continuó. Utilizando juiciosamente el control de las finanzas, Alejandro III recobró el poder. En 1181 excomulgó a Guillermo I de Escocia y levantó la prohibición que pesaba sobre el reino de Escocia.
Alejandro III concedió y confirmó el privilegio del año jubilar de Santiago de Compostela de forma que, si el 25 de julio (fiesta del Apóstol Santiago) cae en domingo se podrán ganar en la Iglesia de Compostela las mismas indulgencias que se ganan en Roma los años jubilares, que allí suelen coincidir cada 25 años. Se trata de la bula de concesión más antigua que conserva la religión católica, la "Regis aeterni", fechada en 1179. En ella se confirma un privilegio anterior concedido por el Papa Calixto II (1118-1124).
Alejandro III llevó a cabo una serie de reformas en el interior de la Iglesia y fortaleció la autoridad pontificia. Canonizó a Tomás Becket (1173), Bernardo de Claraval (1173) y a Eduardo el Confesor (1161). Murió el 3 de agosto de 1181 en Civita Castellana.

CÓDICE CALIXTINO

Se revelan aquí algunos de los secretos del mejor y más extenso libro dedicado a Santiago y a su peregrinación. El Códice ha sido denominado a través de los tiempos de varios modos: Iacobus, no muy frecuente, Liber Sancti Iacobi, que alterna con el de Codex Sancti Iacobi, que es la que se ha impuesto últimamente, Codex Calixtinus, según costumbre de los eruditos modernos, Liber Calixtinus y Codex Compostelanus.
Todo según referencia del sabio compostelano M. C. Díaz y Díaz (denominado así con acierto por Méndez Ferrín, en reciente presentación de una conferencia sobre el Camino de Santiago) Es el libro una compilación de textos jacobeos, realizado bajo el papado de Calixto II (1119 – 1124), de quien toma el nombre, por atribuírsele algunos escritos en él. No poseemos  certeza, por otra parte, de dónde ni quién los compiló.

 

           Salida de Carlomagno hacia Santiago. Códice Calixtino

Pero sin duda alguna, se hizo en la mitad del siglo XII, con referencia expresa al culto de Santiago y los avatares de la peregrinación.
La obra está dividida en 5 libros, independientes en su temática, pero conectados a través de su intención jacobea. El Libro I contiene todo lo relacionado con el culto de Santiago en su Catedral.

Está compuesto de un Leccionario-Homiliario, de un Antifonario-Breviario, y de un Misal para las dos grandes solemnidades jacobeas del 30 de Diciembre y del 25 de Julio. El Libro II es el que refiere 22 milagros realizados por el santo con sus devotos, de los que alguno hemos referido en estas crónicas. El Libro III cuenta la Traslación del cuerpo del Apóstol Santiago, algunas celebraciones litúrgicas, y otros asuntos menores. El Libro IV relata la fantasiosa Historia de Turpín, a la que hemos hecho mención en nuestro artículo sobre Carlomagno, basado el relato en tradiciones carolinas antiguas y generador de otras modernas. El Libro V, el último, comprende la descripción de la ruta de peregrinación, el Camino Francés, con indicaciones topográficas y ambientales muy precisas; con una segunda parte dedicado a la ciudad de Santiago, pero sobre todo a la Catedral, que describe con mayor y menor fortuna de la realidad posterior.
El total del libro compilado es de gran importancia, en tanto en cuanto, proporciona gran información sobre los distintos aspectos que trata, dando la impresión de que la entonces reciente abolición del rito litúrgico hispánico por el romano trataba de establecerse fuertemente en Compostela, trata también de fortalecer el descubrimiento de la tumba del santo, da a conocer la universalidad de la peregrinación y sus costumbres, confirma la importancia del carácter áulico de la empresa con Carlomagno a la cabeza, afirma a Compostela como gran centro de milagros europeos, establece la fama del edifico como el mejor templo de la cristiandad, y otros muchos pormenores y consecuencias que por falta de espacio no podemos relatar.
Todo ello en el gran momento de la peregrinación, en la mitad del siglo XII, el más intenso y el del asentamiento definitivo del Camino de Santiago, que habrá de ser el punto álgido de la carrera del Arzobispo Gelmírez desde su toma de posesión en 1100 hasta la aproximada fecha de su muerte en torno a 1135; fechas límites para la instrumentalización del Códice. Es, en consecuencia, el libro en sí una magnífica joya de la literatura hodepórica, que a pesar de haber sido generado de forma independiente por libros separados y compilados después en una sola obra, tiene carácter de unidad porque potencia desde todos los elementos individuales de la obra la idea única del culto a Santiago y su Camino.
No deseamos nosotros para nuestros lectores introducirlos en un estudio pormenorizado del nombre o nombres del autor o autores de la obra, si fueron realizados los libros independientemente o como un corpus único, el origen y procedencia de concretas obras anteriores de algunos de ellos, de dónde se realizaron los libros y dónde se compiló, de la fecha de compilación, y de otras muchas circunstancias que todavía debate la crítica histórica.

EL PEREGRINO.-

Era una multitud ingente la que peregrinaba a Compostela, animada de espíritu piadoso, para cumplir una promesa o penitencia, e incluso en cumplimiento de una pena legal, impuesta por los Tribunales de Justicia.
Los peregrinos partían en pequeños grupos y llevaban consigo cierta documentación. Vestían a la manera en que estamos acostumbrados a ver las figuras de Santiago: sombrero de ala ancha, con la concha venera sujetando el ala, túnica y manto, calzado fuerte, bordón (bastón largo), calabaza para beber y zurrón (bolso)
 


EL PEREGRINO “ZAPATONES”

Muchos habrán escuchado hablar de él, pero nunca lo habrán visto. Otros lo habrán visto, o incluso puede que se hayan fotografiado con él, sin saber siguiera quén era “el tipo ese”. Puede que ni se lo hayan preguntado, aunque resulta difícil de creer que él mismo no se lo haya dicho.
“Zapatones” es el eterno peregrino de Santiago de Compostela, pues está siempre allí, dispuesto a recibir ayuda, charlar o fotografiarse con el visitante, turista o peregrino. Forma ya parte de la iconografía del casco antiguo de la ciudad, y de lo que representa Compostela para todo el mundo: historia, religiosidad, peregrinación, Edad Media…
Ataviado siempre con su sombrero, su bordón, su capa, sus conchas, sus sandalias, su barba blanca y poblada y su actitud sociable, es un peregrino de los de verdad. Que truene, llueva (cosa nada extraña en Santiago, la “pelela” de Galicia) o haga sol, nos lo podemos encontrar con cierta facilidad y pasmosa regularidad.
Lo más habitual es encontrarlo en la Plaza del Obradoiro. Cuenta orgulloso y a todo aquel que le dedica unos minutos, una fotografía, o un vino, que un día el rey Juan Carlos I le dijo: - Tienes la sala de estar más bonita de España…
Sin embargo, es también habitual encontrarlo en las inmediaciones de la Catedral, como la Plaza de la Inmaculada o Azabachería, Plaza de las Platerías o Plaza de la Quintana, sobre todo en Año Santo, ya que se abre la Puerta Santa de la Catedral. También es posible encontrarlo en los soportales del Pazo de Raxoi, en la Plaza del Obradoiro, enfrente de la Catedral, al abrigo de la lluvia o del sol. También es posible hallarlo por las calles más célebres del casco antiguo, como la Rúa Nova, la Rúa do Vilar y sobre todo la Rúa do Franco, ya que es muy conocida su afición a tomarse unos vinos o unas cervezas, y esta es la calle de los vinos por excelencia de la ciudad y punto de partida a la hora de “irse de vinos” por Santiago.
Así pues, si te lo encuentras, no pierdas la oportunidad de sacarte una foto con él y, sobre todo, conocerlo. Una foto, un poco de conversación, unas tazas de vino o unas cañas de cerveza, en compañía de este popular personaje. 



 
Así vestido, era recogido en los albergues u hospitales, donde se le brindaba alojamiento, comida y asistencia.


Al llegar a la ciudad de Compostela y después de comulgar, el peregrino recibía la “Compostela”, documento acreditativo de haber cubierto a pie o a caballo el Camino de Santiago. “La Compostela” es la Certificación Oficial que concede la Catedral a todas las personas que peregrinan por motivos religiosos (sea o no Año Santo) También se exige recorrer 100 kilómetros a pie o a caballo, o 200 kilómetros en bicicleta, y acreditarlo con la CREDENCIAL DEL PEREGRINO.

jueves, 10 de febrero de 2011

CLUNY Y EL CAMINO DE SANTIAGO


 San Bernardo

La Orden Benedictina de Cluny, fue el mayor centro de difusión espiritual del cristianismo europeo medieval. Desde su fundación en el siglo X la Orden alcanza una absoluta independencia respecto de cualquier poder laico o eclesiástico. El Abad de Cluny sólo es tributario del Papado y responde de sus actos únicamente ante el Papa. Con tamaña libertad de acción, se pretendía evitar que la abadía fuera entorpecida en la tarea que se había impuesto, la reforma integral del monacato.
La intensificación decisiva del clero regular, multiplicando el número de sacerdotes entre los monjes. El predominio en la vida monástica del rezo litúrgico que quedó unificado en un solo rito “el gregoriano”. La trascendental importancia dada a la celebración coral de la eucaristía. La organización de los monasterios conforme a la jerarquía feudal, en el que los trabajos físicos son realizados por los siervos, reservando a los monjes la labor intelectual scriptoria donde se realizaban la copia de manuscritos.
Esta "inmunidad" internacional (por su directa dependencia del Papa) frente a reyes y nobles y obispos, y una estructura jerárquica y centralizadora, frente a la habitual dispersión y disgregación que los monasterios benedictinos habían tenido hasta entonces, permitieron a Cluny involucrarse en una auténtica renovación espiritual a escala europea. La gran cantidad de fundaciones tuvo relevantes consecuencias sociales, políticas, económicas e incluso militares, en los distintos reinos. En el siglo XI, el de máximo esplendor para la Orden, la Abadía de Cluny llegó a contar entre 400 y 700 monjes, y extendía su absoluto poder sobre 850 casas en Francia, 109 en Alemania, 52 en Italia, 43 en Gran Bretaña y 23 en la Península Ibérica, agrupando a más de 10.000 monjes, sin contar su innumerable personal subalterno.
Resulta comprensible el interés de Cluny por el Camino de Santiago, donde se fraguaban la Reconquista de la Península Ibérica y la cristianización del sur musulmán.
Desde el siglo IX, el hallazgo de “las reliquias del apóstol”, difundido por Carlomagno que veía un modo de defender sus fronteras de la presión musulmana, hizo de Compostela - en el extremo Oeste europeo- un centro de peregrinaje. Pero el verdadero apogeo de la peregrinación jacobea, se produce, cuando la orden cluniacense, convierte el Camino de Santiago en el principal eje de difusión de sus ideas. Esta pasión fundadora de "los Monjes Negros" es el factor determinante en la dinamización de la peregrinación a Jacobea.
Una labor apoyada por los monarcas peninsulares, en su deseo de romper con el aislamiento con el resto de la Cristiandad, y establecer lazos dinásticos, culturales y religiosos.
Los reyes de León, de Castilla y de Navarra, favorecerán en todo lo posible la constitución y proyección de la red de monasterios cluniacenses en el norte de España y singularmente alrededor del Camino. Gracias a las generosas donaciones realizadas por los monarcas hispanos en tierras, prioratos y villas, la orden de Cluny alzó, puentes, hospitales iglesias y monasterios, como San Zoilo en Carrión de los Condes, San Isidro de Dueñas (Palencia) San Benito en Sahagún. En el siglo XII los religiosos vinculados a Cluny, elaboraron el Códice Calixtino y la Historia Compostelana.

(agosto, 2009)

ORDEN MILITAR DE SANTIAGO

El siguiente dibujo (cruz en rojo) muestra el emblema de la Orden: la cruz espataria, o espada crucífera (¿religión y ejército?)
Explicación que podría contestar la pregunta anterior: “Las órdenes militares (y religiosas) nacieron de la necesidad del Cristianismo de agrupar esfuerzos móviles en el sentido de la propagación de la religión. Para este fin, se crearon órdenes militares, que irían a combatir a los infieles (más allá de las Cruzadas) y órdenes religiosas que irían a ser responsables por la gestión y manutención de esos fieles. Otras órdenes serían mixtas y/o dedicadas solo a ser el soporte de los peregrinos”.
 




 Cruz de Santiago


A Orde Militar de Santiago é unha orde relixioso-militar xurdida no século XII no Reino de León. A orixe da Orde de Santiago é confusa, debido á súa dobre fundación. A primeira fundación foi militar, cando no ano 1170 o rei Fernando II de León encargou a un grupo de cabaleiros coñecidos coma os os Fratres a defensa da cidade de Cáceres, que tiveron que abandonar ó ser conquistada polos musulmáns.

A segunda fundación, de tipo relixioso, hai que atribuírlla ó rei Afonso VIII de Castela, coa aprobación do papa Alexandre III mediante unha bula outorgada o 5 de xullo de 1175 que a converteu nunha orde supranacional, directamente responsábel perante o xefe máximo da Cristiandade. Os cabaleiros da Orde de Santiago aceptaron os votos de pobreza e obediencia.  
Porén, ó organizárense pola regra dos agostiños en vez da do Císter, os seus membros non estaban obrigados a faceren voto de castidade e puideron contraer matrimonio (casados eran algúns dos seus fundadores). A bula do papa Alexandre III recomendaba o celibato. Nos Estatutos da fundación da orde precisábase: "En conxugal castidade, vivindo sen pecado, semellan ós primeiros pais, porque mellor é casar que queimarse".

[La Orden Militar de Santiago es una orden religioso-militar surgida en el siglo XII, en el Reino de León. El origen de esta Orden es confuso, debido a su doble fundación. La primera fundación fue militar, cuando en el año 1170 el rey Fernando II de León encargó a un grupo de caballeros, conocidos como “los Hermanos”, la defensa de la ciudad de Cáceres, que tuvieron que abandonar al ser conquistada por los musulmanes.
La segunda fundación, de tipo religioso, hay que atribuirla al rey Alfonso VIII de Castilla, con la aprobación del papa Alejandro III, mediante una bula otorgada el 5 de julio de 1175, que la convirtió en una orden supranacional, directamente responsable delante del jefe máximo de la Cristiandad. Los caballeros de la Orden de Santiago aceptaron los votos de pobreza y obediencia.
Sin embargo, al organizarse por la regla de los agustinos, en vez de la del Císter, sus miembros no estaban obligados a hacer voto de castidad, y pudieron contraer matrimonio (casados eran algunos de sus fundadores) La bula del papa Alejandro III, recomendaba el celibato. En los Estatutos de la fundación de la orden, se precisaba: “En castidad conyugal, viviendo sin pecado, se asemejan a los primeros padres, porque mejor es casarse que quemarse”.]

Se calcula que cada año, emprendían viaje hacia Santiago entre 200.000 y 500.000 peregrinos. A partir de la Reforma Protestante (principios del siglo XV), este número decayó, para renacer en el siglo XVII.

Esta Reforma tuvo su iniciador en Martín Lutero

Durante el siglo XVI, varios religiosos, pensadores y políticos intentaron provocar un cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia Católica en la Europa Occidental, especialmente con respecto a las pretensiones papales de dominio sobre toda la cristiandad. A este movimiento religioso se le llamará posteriormente Reforma Protestante, por ser un intento de reformar la Iglesia Cristiana buscando la revitalización del cristianismo primitivo y que fue apoyado políticamente por un importante grupo de príncipes y monarcas que "protestaron" contra una decisión de su emperador.
Este movimiento hundía sus raíces en elementos de la tradición católica medieval, como el movimiento de la Devoción moderna en Alemania y los Países Bajos, que era una piedad laica antieclesiástica y centrada en Cristo. Además, la segunda generación del humanismo la siguió en gran medida. Comenzó con la predicación del sacerdote católico agustino Martín Lutero, que revisó las doctrinas medievales según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó el complejo sistema sacramental de la Iglesia Católica medieval, que permitía y justificaba exageraciones como la "venta de indulgencias", según Lutero, un verdadero secuestro del Evangelio, el cual debía ser predicado libremente, y no vendido.

La Reforma Protestante dependió del apoyo de algunas autoridades civiles para poder reformar iglesias cristianas de ámbito estatal (posteriormente iglesias nacionales). Los grandes exponentes de la Reforma Protestante fueron Martín Lutero y Juan Calvino.
El Protestantismo ha llegado a constituir la tercera gran rama del cristianismo, con un grupo de fieles que actualmente supera los quinientos millones y que se expande rápidamente en América Latina, Asia y África.


 
 
Lutero, a los 46 años de edad. (Pintado por Lucas Cranach, el Viejo, en el año 1529)

En el año 1140, aparece una Guía del monje francés Aymeric Picaud, que divide el itinerario a través del Camino Francés en 13 etapas, cada una en varios días de 35 kilómetros por día a pie, y si se hacía a caballo, el doble.

Aymeric Picaud, clérigo de Poitou, peregrinó a Santiago de Compostela. Realizó una segunda peregrinación para escribir el Liber Peregrinationis. Este es una especie de guía del Camino de Santiago que acabó hacia el año 1140, incluida en el libro V del Códex Calixtinus, también llamado "Liber Sancti Jacobi". Es considerada la primera guía turística de la historia.

Incluye un pormenorizado y exacto estudio del Camino de Santiago, con una visión muy particular, y en muchos casos despectiva de los pueblos ibéricos que atravesaba el Camino, reflejada en gran cantidad de detalles anecdóticos, descripciones de pueblos, avisos de peligros, etc., que actualmente son el mejor testimonio para el estudio de aquella etapa histórica.

Picaud dividía el itinerario, a través del camino francés, en trece etapas perfectamente delimitadas, cada una de las cuales se hacía en varios días, según el ánimo de cada grupo de peregrinos, a razón de unos 35 kilómetros diarios a pie, o casi el doble si era el caballo el medio de locomoción elegido. Señala las distancias entre pueblos, los santuarios y monumentos del trayecto, e incluye observaciones sobre gastronomía, potabilidad de las aguas, carácter de las gentes y costumbres de los pueblos.

En el año 1139 ó 1140, Aymeric Picaud lleva a Santiago el Códex Calixtinus, que él mismo escribió. Este códice fue atribuido por los monjes de Cluny al Papa Calixto II, fallecido en 1124.

Aymeric Picaud fue un monje del Poitou del siglo XII, autor de la Guía del Peregrino dedicada al peregrinaje del camino de Santiago, realizada aproximadamente en el año 1140 y considerada la primera obra turística de la historia.
Aymeric Picaud efectuó el peregrinaje a Santiago a caballo, visitando un gran número de santuarios de la cristiandad, rutas que fue describiendo detalladamente en diversos aspectos: pueblos y santuarios visitados, anécdotas, caminos, itinerarios.

La Guía del Peregrino

 

La Guía del Peregrino, originalmente escrita en latín como Iter pro peregrinis ad Compostellam, es el quinto y último libro del Codex Calixtinus, manuscrito conservado en la Catedral de Santiago de Compostela. Describe cuatro caminos de Santiago de Francia, indicando información y su valoración e impresiones, a veces pintorescas y demasiado subjetivas, sobre etapas, poblaciones, santuarios y reliquias que visitar y venerar: la via Turonensis, la Lemovicensis, la Podiensis y la Tolosana.



Aymeric Picaud escribió hacia el año 1140 una especie de guía del Camino de Santiago, incluida en el libro V del Códex Calixtinus, también llamado "Liber Sancti Jacobi", que es considerada la primera guía turística de la historia. Incluye un pormenorizado y exacto estudio de la Ruta Jacobea, con una visión muy particular, y nada favorable por cierto de los pueblos ibéricos que atravesaba el Camino, reflejada en gran cantidad de detalles anecdóticos, descripciones de pueblos, avisos de peligros, etc., que actualmente son el mejor testimonio para el estudio de aquella etapa histórica. Picaud dividía el itinerario, a través del camino francés, en trece etapas perfectamente delimitadas, cada una de las cuales se hacía en varios días, según el ánimo de cada grupo de peregrinos, a razón de unos 35 kilómetros diarios a pie, o casi el doble si era el caballo el medio de locomoción elegido. Señala las distancias entre pueblos, los santuarios y monumentos del trayecto, e incluye observaciones sobre gastronomía, potabilidad de las aguas, carácter de las gentes y costumbres de los pueblos, así como un interesantísimo pequeño vocabulario vasco, siendo este de gran importancia, al ser el primer testimonio escrito de la lengua de Euskadi.
En el año 1139 ó 1140, Aymeric Picaud lleva a Santiago el Códex Calixtinus, que él mismo escribió. Este códice fue atribuido por los monjes de Cluny al Papa Calixto II, fallecido en 1124.

Otros autores, además de Aymeric Picaud, han escrito sobre el Camino de Santiago. Unos, como producto de la peregrinación hasta Santiago y otros como parte de un recorrido mayor.
Sin embargo, todos sirven para que nos podamos hacer una idea de cómo era la sociedad y cultura en aquellos tiempos.

Domenico Laffi: Clérigo italiano Nacido en Bolonia. En 1673 salió de esta ciudad en dirección a Santiago de Compostela. Escribió un libro titulado "Viaggio in Ponente a San Giacomo di Galitia a Finistearre" escrito en italiano. Este diario describe todo el camino y nos es muy útil gracias a la gran cantidad de observaciones y detalles que aporta.

Herman Küning von Vach: Monje alemán servita que tras peregrinar a Santiago de Compostela, describe de forma muy sobría, precisa y práctica lo que necesita el peregrino para el viaje. Son 640 versos en alemán que se publicó en 1495 en Estrasburgo. "Das Wallahrtsbuch des Hermann Küning von Vach", es su título.

Arnold von Harff: Caballero renano que realizó viajes por todo el mundo conocido entonces. Entre ellos la peregrinación a Santiago de Compostela entre el 1496 y 1499. Escribió una obra muy interesante.

El Papa Calixto II instituye el AÑO SANTO JACOBEO y su sucesor, Alejandro III, otorga la gracia del jubileo (indulgencia o perdón de los pecados plenaria y universal), a quienes visiten el templo los años en que el 25 de julio (fiesta de Santiago) cae en domingo.